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N° 12
Por Jack Fleming
www.EstudiosMaranatha.com
1Cor.12:13 “Porque por un solo Espíritu fuimos TODOS bautizados en un cuerpo”.
También Hch.1:5 contiene la misma expresión: “seréis bautizados CON El Espíritu Santo”.
Esta preciosa doctrina de las
Sagradas Escrituras, hoy en día ha sido terriblemente torcida y manipulada por
los comerciantes de la fe, para alimentar sus propios shows que asombran y
maravillan a los que gustan de las “señales y milagros” , porque no
tienen fe.
Son grandes multitudes las que
han entrado en esos sistemas que estimulan los sentidos y las emociones, los
mantienen saltando y aplaudiendo al ritmo frenético de la macumba, y otros que
aunque se dicen más modernos, contienen los mismo ingredientes hipnotizantes
que los sumergen en verdaderas orgías emocionales. Todo esto se debe a que no
tienen fe, que es la base del cristianismo, porque Dios dice que la fe descansa
en lo que no se ve (Heb.11:1), pero son muchos los que se integran a los
sistemas Pentecostáles y carismáticos en general que abundan en el día de hoy,
porque dicen que allí “han visto” señales y milagros. Sus mismos dichos vienen
a confirmar que están allí porque carecen de fe, de la fe cristiana y verdadera
que se apoya en lo que NO se ve.
¿Qué significa exactamente ser
bautizado con el Espíritu Santo? Para responder a esto, primeramente
debemos aclarar qué significa la palabra bautismo. Y lo extraño en todo esto,
es que hasta los Pentecostáles y carismáticos en general, reconocen que la
palabra “bautizar” proviene directamente del griego y significa: sumergir,
introducir dentro. Por este motivo
todas las iglesias que se someten directamente a las enseñanzas de las Sagradas
Escrituras, practican el “bautismo cristiano” por inmersión, es decir,
introducen “dentro” del agua a la persona que ha decidido obedecer al Señor en
esta ordenanza divina.
Esto fue lo que literalmente
hizo el mismo Señor Jesucristo cuando se bautizó: descendió al agua, y como dice en Mt.3:16 “después que fue
bautizado, subió luego del agua”. Ese fue el ejemplo que siguieron los discípulos del Señor, Hch.8:38 cuando Felipe bautizó al eunuco, dice: “y descendieron ambos al agua,
Felipe y el eunuco, y le bautizó”.
Hasta aquí estamos todos de
acuerdo que la palabra bautizar claramente significa: “introducir dentro”.
Obviamente que en el bautismo en agua, significa introducir DENTRO del
agua. Entonces, si la palabra bautizar
significa únicamente eso ¿por qué cuando se refiere al “bautismo con el
Espíritu Santo” podría significar otra cosa? ¿Con qué autoridad le cambian el significado a la palabra “bautizar”
cuando se refiere al bautismo con el Espíritu?
No se necesita una inteligencia
privilegiada para comprender a qué se está refiriendo a la luz del contexto de
1Cor.12:13 Y ese es el mal en el cual
se sostienen todas las sectas, porque todas dicen basarse en la misma Biblia.
Entonces ¿cómo es posible que existan interpretaciones tan diferentes? ¿Es
acaso Dios, Dios de confusión? Por
cierto que no.
El problema nace cuando los
hombres no leen todo el capítulo para comprender sinceramente lo que Dios dice,
sino que toman versículos aisladamente de su contexto para intentar que la
Biblia diga lo que “ellos” quieren que diga.
Aquí en 1Cor.12, desde el
versículo 12 hasta el 31 está hablando que la iglesia es un cuerpo, y que tiene
muchos miembros con diferentes funciones. Esto es lo que dice en el versículo
12: “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los
miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también
Cristo” Y desde el versículo 14 en
adelante, continúa refiriéndose a esta misma verdad, que la iglesia es un
cuerpo, pero con diferentes miembros. Dice textualmente en el verso 14: “además
(esta expresión liga lo antes dicho en el verso 13, con lo que continúa
exponiendo) “además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos”, y prosigue
su argumentación hasta el final del capítulo.
¿Por qué inserta el versículo 13
que afirma que TODOS hemos sido bautizados con el mismo Espíritu? Cuando el tema que está desarrollando es que
la iglesia es un cuerpo, pero compuesta de muchos miembros con
diferentes funciones; porque inclusive hasta el final del capítulo afirma que
no todos son apóstoles, que no todos hacen milagros, que no todos hablan
lenguas, pero sin embargo, es muy categórico para sostener que TODOS han sido
bautizados con el mismo Espíritu.
Si admitimos que la palabra
“bautizar” significa: Sumergir, introducir dentro; que es lo que cualquier
diccionario que se especializa en los extranjerismos sostiene, y es lo que toda
persona con un mínimo de cultura reconoce, tendremos necesariamente que estar
de acuerdo que cuando la Biblia habla que TODOS los que constituyen la iglesia
han sido bautizados con el mismo Espíritu, no puede referirse a otra cosa, que
todos los hijos de Dios hemos sido “sumergidos”, “introducidos dentro” del cuerpo que es la iglesia universal.
Hemos sido bautizados con el mismo Espíritu. Hemos sido introducidos “dentro”
de Su iglesia por el mismo Espíritu que nos hizo nacer de nuevo.
Ser bautizados con el Espíritu
Santo, NUNCA ha significado otra cosa, porque la palabra misma no lo admite.
Interpretarlo de otra manera, es forzar y torcer la Palabra de Dios.
Lea con oración y un corazón
dispuesto a recibir lo que el Señor enseña en Su Palabra todo el capítulo 12 de
1Cor, y verá que no se puede interpretar de otra manera. Estoy conciente que
para aquellos que han estado siguiendo las enseñanzas de hombres, sin
escudriñar por ellos mismos la Palabra de Dios, todo esto le pueda parecer
extraño, pero deje por un momento las enseñanzas que han seguido por tradición
y “porque así es como lo creen
mayoritariamente las personas que Ud. ha conocido”. Deje de lado lo que yo digo, y tome la
Palabra de Dios a solas con el Señor, lea nuevamente todo el capítulo 12 de
1Cor. y crea solamente lo que allí dice, su Palabra es verdad.
El Señor le dijo a Nicodemo que
no se puede nacer de nuevo, si no es por medio del Espíritu Santo. Él es el que
nos convence de pecado, el Espíritu Santo es el que nos mueve al arrepentimiento, es el que nos hace nacer
de nuevo. Dice en Stgo.1:18 “Él, de
su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad”.
Sin la intervención directa del
Espíritu Santo, doblegando nuestra naturaleza carnal con la que nacimos de
nuestros padres, jamás hubiéramos buscado a Dios, porque dice en Rm.3:11 “No
hay quien busque a Dios, no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”.
Entonces ¿cómo fue que un día
conocimos al Señor como a nuestro Salvador personal? Únicamente con la
intervención del Espíritu Santo, cuando él vino a nuestro corazón y nos dio
vista espiritual para ver la hermosura y amor del Señor; fue entonces que
caímos a sus pies y le recibimos en nuestro corazón. Porque si alguno no
tiene el Espíritu, el tal no es de él. No se puede ser del Señor sin tener
el Espíritu.
Por este motivo se entiende y
acepta universalmente que la iglesia comienza con el descenso del
Espíritu Santo, porque sin él no puede existir la iglesia. De allí lo absurdo y
antiescritural que resulta cuando los grupos Pentecostáles y carismáticos en
general, gritan para pedir que descienda
el Espíritu Santo sobre ellos. Si admiten que no tienen el Espíritu, los
tales no son del Señor, sin importar lo fuerte que griten y salten. Lo
paradojal es que toda persona que piensa y lee las Escrituras observa en ese
desorden, que estos grupos por un lado admiten que no tienen el Espíritu, pero
por otro lado los ven practicando casi en todas sus reuniones, expulsiones
de espíritus inmundos (liberaciones). Entonces la gran interrogante es: ¿qué
clase de espíritus existen entre los Pentecostáles y carismáticos?
Pero regresemos a nuestro tema
¿qué fue lo que sucedió el día de nuestra conversión? Fuimos bautizados con el Espíritu Santo, porque en ese mismo
instante él nos introdujo “dentro” del cuerpo que es la iglesia del Señor, nos
bautizó, nos metió dentro de ese cuerpo que es la esposa de Cristo que el Señor
pronto vendrá a buscar.
Si Cristo hubiera venido el
mismo día de nuestra conversión, nos hubiéramos ido con él, porque ya estábamos
“dentro” del cuerpo que constituye la iglesia universal, ya habíamos sido “bautizados”
con el Espíritu Santo. Esta es la bendita y gloriosa verdad que enseña la
Palabra de Dios; indiscutiblemente que muchas veces difiere de las doctrinas de
hombres, que por ignorancia o ambiciones personales enseñan otras cosas.
El bautismo en agua es figura
de esa experiencia preciosa de la conversión. Nos sumergimos en las aguas
testificando públicamente nuestra fe, que ahora somos sepultados para el mundo
junto al Señor, y cuando emergemos de las aguas, nos identificamos simbólicamente
con una nueva vida que comenzamos. Podemos decir como el apóstol Pablo: “Ya no
vivo yo, mas vive Cristo en mí”. Esa es la enseñanza del bautismo que
encontramos en Romanos capítulo 6.
Por este motivo, siendo el
bautismo en agua figura y testimonio público de lo que el Espíritu Santo hizo
en nosotros el día de nuestra conversión, es que leemos en el libro de los
Hechos capítulo 2:41-42, los pasos que hemos de dar para realizar todo de
acuerdo a lo que Dios hizo con nosotros el día mismo que nacimos de nuevo. Dice
el verso 41 “los que recibieron su palabra” Ya hemos leído en Stgo.1:18 que: “Él de Su voluntad, nos hizo nacer por
la palabra de verdad”. Y ¿cuál es el paso inmediato que debe realizarse? El
bautismo en agua, dice en Hch.2:41 “los que recibieron su palabra fueron
bautizados”, porque no solamente es un testimonio público de nuestra fe, sino
que también es figura de lo que el Espíritu Santo hizo con nosotros; no
solamente nos convenció de pecado y nos llevó al arrepentimiento a los pies del
Señor, sino que además nos “bautizó”, nos introdujo dentro del
cuerpo que es la iglesia del Señor.
Esta es la razón por la que
leemos en el verso 41 “los que recibieron su palabra, fueron bautizados; y se
añadieron aquel día como tres mil personas” ¿Dónde fueron añadidos después del bautismo en agua? Lógicamente
a la iglesia local que estaba formándose allí.
Luego de esos tres pasos, se
incorporaron y perseveraban en las cuatro únicas actividades en que se ocupaba
la iglesia del Nuevo Testamento.
Perseveraban, no era algo que
hacían cuando tenían deseos, o cuando no hiciera mucho calor ni mucho frío;
perseveraban en la doctrina de los apóstoles, es decir, en lo que Dios había
revelado por medio de ellos en Su Palabra, porque esa es Su voluntad, que
escudriñemos Su Palabra y que la palabra de Cristo more en abundancia en
nuestros corazones. No la música, ni las actividades sociales, rifas, ni
entretenciones que no son otra cosa que alimento contaminado como se entrega en
muchos lugares el día de hoy.
También perseveraban en la
comunión unos con otros. Perseveraban en la Cena del Señor, y por lo que leemos
en la Biblia, era algo que realizaban cada día Domingo, y no una vez al año o
cuando les viniera la espiritualidad o aprovechando algún feriado ordenado por
la iglesia católica; perseveraban cada primer día de la semana, todos los
Domingos. También perseveraban en las oraciones, no en vano la casa del Señor
era llamada “casa de oración”.
A parte de estas cuatro
reuniones, no encontramos nada de lo que los hombres han inventado de sus
propios corazones y que no aparecen en el Nuevo Testamento para la
iglesia: Coros, reuniones de jóvenes,
vigilias, convenciones, seminarios, actividades sociales para entretener y
vender rifas y comida rápida, promover a cantantes para hacer negocios hasta
con las supuestas alabanzas, vender historias que han grabado los
predicadores con los cuales intercambian este negocio, etc.
Esta es la sencillez con que se
reunía la iglesia primitiva y perseveraba en ella, no se acomodaba al gusto de
las mayorías, sino que únicamente al gusto y agrado del Señor.
En conclusión: la palabra
bautismo SIEMPRE ha significado únicamente lo que la Biblia indica: Sumergir,
introducir dentro. Así debe ser
interpretada para el bautismo en agua, y de igual manera para el bautismo con
el Espíritu Santo, porque eso es lo que dice en 1Cor.12:12-14 TODOS los que
hemos nacido de nuevo bajo el poder e intervención del Espíritu Santo, ese
mismo día de nuestra conversión, el Espíritu Santo nos “bautizó”, nos introdujo
“dentro” del cuerpo de la iglesia universal que el Señor pronto vendrá a
buscar.
El bautismo en agua es figura y
testimonio público de esa experiencia íntima que tuvimos por medio del Espíritu
Santo cuando recibimos al Señor en nuestros corazones. Por esta razón, siendo
figura de nuestra conversión, nos metemos “dentro” del agua y somos añadidos a
la iglesia local donde nos hemos identificado, Hch.2:47 “Y el Señor añadía cada día a la iglesia los
que habían de ser salvos”.
Dice la Biblia: Los que creyeron
la Palabra, fueron bautizados y añadidos a la iglesia local. Y del bautismo con
el Espíritu Santo vemos lo mismo: Habiendo oído la palabra de verdad, y
habiendo creído, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa ¿cuál
promesa? La que dijo el Señor, que seríamos bautizados con el Espíritu Santo de
la promesa.
El mismo día de nuestra
conversión, cuando nacimos de nuevo, el Espíritu Santo no solamente nos hizo
nacer de nuevo por medio de la palabra de verdad, sino que nos “bautizó” a
todos los hijos de Dios, porque nos introdujo dentro de la
iglesia universal que él prometió venir a buscar. Porque no vendrá por la
iglesia Bautista, Presbiteriana, o ninguna otra organización que los hombres
han inventado de sus propios corazones, sino que vendrá, como dijo él: por MI
iglesia, no por iglesias de hombres, ni por la iglesia del pastor tal o cual. Y
a la iglesia de Cristo pertenecemos TODOS
los hijos de Dios, porque todos hemos sido bautizados con el mismo Espíritu
Santo, introducidos “dentro” de esa iglesia universal.
Dios no solamente nos ha
introducido en la iglesia, sino que también nos ha sellado con el sello de
propiedad de él, el cual nadie podrá borrar jamás, como también lo asegura el
mismo Señor Jesucristo en Jn.10:28 “no perecerán JAMAS”.
Ahora somos Templo del Espíritu
Santo, porque él mora, habita en nosotros. Desde ese día también nos concedió
la bendición de ser “reyes y sacerdotes”. En el Antiguo Testamento los reyes y
sacerdotes eran designados por el ungimiento con aceite, pero ahora, que ha
llegado la realidad misma de todas las cosas, Dios nos ungió (no hombre alguno)
con el Espíritu Santo, nos bautizó con el Espíritu Santo, nos selló con el
Espíritu Santo.
Muchos podrán decir que han
sido ungidos por un hombre, pero lo que esos usurpadores hagan, no tiene ningún
valor: “el que nos ungió es Dios, el cual también nos ha sellado con el
Espíritu Santo de la promesa”. Incluso añade que nos ha dado las arras del
Espíritu Santo en nuestros corazones. Las arras era lo que se daba por prenda en
un contrato, y Dios para confirmar la salvación eterna que nos ha regalado, nos
ha dejado como “arras” nada menos que el Espíritu Santo en nuestros corazones,
con el cual nos “bautizó” a TODOS los hijos de Dios.
1Cor.12:13 “ Porque por un solo
Espíritu fuimos TODOS bautizados en un cuerpo” en el cuerpo único de Su iglesia universal, la cual muy pronto vendrá a
buscar. MARANATHA
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