Preguntas Frecuentes

por Jack Fleming

N° 74

Doy gracias al Señor que por Su Misericordia utilizó su página web para que yo pudiera tener la seguridad de mi salvación y abriera mis ojos para salir de esos ministerios corruptos que solamente se preocupan de sacar el dinero a la gente. Pero ahora ¿cómo le digo a mis hijos que donde están es malo? Ellos son jóvenes y muy felices con los campamentos, la música rock y las jovencitas con las cuales van a esos paseos que organiza la iglesia, pero ahora entiendo que, al igual que yo antes de conocer su página web, ellos tampoco son salvos.

RESPUESTA

Me alegro mucho que el Señor nos haya usado para que Ud. recibiera vista espiritual y pudiera ver la verdadera condición de su alma y entrara a cuentas con Él, porque cuando un ciego sigue a otro ciego, ambos caerán al hoyo.

Creo que su dilema es ¿decirles la verdad, o no? Sobretodo después de reconocer abiertamente en su carta que Ud., al igual que la mayoría de los padres de la iglesia, cerraron los ojos ante todas las cosas del mundo que se estaban introduciendo, aun sabiendo, consciente o inconscientemente que eso no era algo que fuera del Señor. Porque su mayor anhelo era tener a sus hijos dentro de la iglesia.

Ese sentimiento es muy noble, pero lo que la mayoría de los padres ignoran, es que para “entrar” a la iglesia que el Señor vendrá a buscar para llevársela a las moradas celestiales, no significa exactamente que sus hijos sean miembros de una congregación. Se puede ser miembro de una iglesia, y muy activo, pero si no tienen la seguridad de su propia salvación, todo lo demás es vanidad.

Ud. manifiesta que la iglesia tiene muchos jóvenes y que se mantienen muy ocupados en actividades que la iglesia desarrolla para ellos, entre las cuales menciona los campamentos; aunque dice conocer que algunas señoritas que participan en esas actividades juveniles han quedado embarazadas, y que los líderes se han encargado de ocultar con prontitud todo eso para no promover un escándalo (total, no les falta dinero ni recursos para ello). Y que la gran parte de su tiempo lo consumen en “conciertos de música rock cristiana”.

Estos grandes ministerios deben su crecimiento numérico, principalmente a las actividades juveniles de carácter social y deportivo que han desarrollado, donde la música y los paseos (con las consecuencias que Ud. menciona) han sido un gran imán para atraer a los jóvenes, cual el trompetista de Hamelin, que con su música encantada hacía que todos los niños le siguieran.

Todo esto ha sido posible gracias a la complicidad, pasividad y ceguera de los propios padres, quienes desean tener a sus hijos, a cualquier precio, dentro de “sus iglesias”. Y dicen que lo han tolerado, para que sus hijos no se vayan al mundo.

Pero ¿no se dan cuenta que con esa actitud lo que han logrado es que el mundo se introduzca dentro de las iglesias, y que sus hijos continúan siendo inconversos? Ellos no son más salvos que las vírgenes insensatas que nos relata el Señor, que cuando vino el esposo, Dios les cerró la puerta y quedaron aquí, sin salvación.

La cuestión de fondo no es si sus hijos están en una discoteca del mundo o en una “discoteca cristiana”. El problema real es si ellos son salvos o no. No importa el lugar geográfico en que se encuentren cuando venga el Señor, si son salvos se irán con Ud. y con el Señor, pero si no son salvos, se quedarán acá, aunque sea dentro del local de su iglesia.

Lo que importa realmente es si ellos han entrado por la puerta de salvación que es Cristo, o son meros espectadores de ella. No es la distancia a que se encuentren lo que marca la diferencia, sino el hecho real y consciente si han entrado. Hay algunos que están muy cerca de la puerta, pero se pasean como el soldado de guardia, de un lado para otro frente a la puerta, pero no entran.

No existe otra droga más eficaz que el enemigo de las almas ha repartido en el día de hoy, que hacerles creer que porque asisten, son miembros y pagan sus diezmos a una iglesia ya son salvos, sin haber nacido de nuevo, sin haberse convertido de corazón y haber aceptado al Señor Jesucristo como su único y suficiente Salvador personal.

Sus hijos no son más salvos hoy por estar involucrados en las actividades de su iglesia, que lo serían si estuvieran fuera de ella. Y quizás, hasta habría más posibilidades que tomaran conciencia de su verdadera condición espiritual, si estuvieran abiertamente en el mundo, porque por lo menos estarían sin los efectos somníferos de la droga que afecta a muchos “cristianos” de iglesias.

Los jóvenes inconversos se encuentran muy a gusto en las grandes iglesias, porque allí tienen acceso libremente a esas cosas que afuera añoraban y que debido a sus altos precios del mercado, ellos jamás podían soñar con usarlos; los sofisticados y carísimos equipos estereofónicos, instrumentos electrónicos, un público que los aplaude, campamentos, paseos, y guapas señoritas.

Pero como en todo negocio, siempre se invierte esperando recibir mucho más, ellos también deben pagar un precio. Lo asombroso de todo esto, es que los que están fuera de ese ambiente lo perciben rápidamente, incluyendo los familiares inconversos, pero los padres ni los hijos que permanecen en esos grandes ministerios se percatan.

Estos jóvenes son utilizados para hacer proselitismo y recaudar dinero para los líderes de la organización. Una vez que se han incorporado a esas actividades juveniles y se encuentran muy a gusto, se les encomiendan tareas que deben cumplir, la cual siempre será reunir gente nueva, organizar reuniones donde se captan nuevos adeptos y por supuesto, se les piden ofrendas. Y de esta manera la organización recobra con creces la inversión que hicieron con ellos. Los jóvenes se transforman, sin darse cuenta ni ellos mismos, en verdaderas alcancías humanas, en “limosneros” profesionales.

Sin embargo yo no veo en ninguna parte de la Biblia, por ejemplo que Pablo aconsejara al joven Timoteo que organizara reuniones especiales para jovenes. Las reuniones para jovenes no existen dentro del modelo divino diseñado por Dios para la iglesia, eso es de invención humana, porque el cuerpo de Cristo (Su iglesia) es uno solo, indivisible. Tanto el joven como el adulto, tienen que aprender que a la iglesia se va a buscar la compañía del Señor, y no la de las personas de su misma edad o condición social. Hay muchos jovenes que pasan "vitrineando" de iglesia en iglesia, por si encuentra una señorita que sea de su agrado, eso es carnalidad en la más pura expresión.

Por tanto, como ante toda encrucijada de la vida uno debe preguntarse: ¿qué es lo que realmente deseo? ¿qué es lo que puedo perder o ganar? Ud. necesita analizar con una mente abierta, orando al Señor y analizar qué es lo más importante: Que su hijo esté cerca suyo en el local de una iglesia, o que sea salvo y esté junto a Ud. y el Señor por toda una eternidad.

Pero su pregunta puntual fue si debe decirles la verdad a ellos o continuar con la actual situación donde Ud. pretenderá mirar para otro lado, mientras sus hijos van camino al infierno. Mi respuesta es una sola, la que dijo el Señor: “La verdad los hará verdaderamente libres”.



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