N° 28
Por Jack Fleming
www.EstudiosMaranatha.com
Mr. 7: 5-8 "Le preguntaron, pues, los fariseos y los
escribas: ¿Por
qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos,
sino
que comen pan con las manos inmundas? Respondiendo Jesús, les dijo:
Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito:
Este
pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí. Pues en
vano me
honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. Porque
dejando el
mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres".
Col. 2: 8 "Mirad que nadie os engañe por medio de
filosofías y
huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a
los
rudimentos del mundo, y no según Cristo".
Realmente muchas veces pienso que un tema como éste no es
necesario
tratarlo en una predicación, debido a la simpleza y claridad con que
lo
expone la Palabra de Dios. Considero que todo comentario humano
solamente va
ser una redundancia de lo que el Señor, con su autoridad y sabiduría
divina
ha declarado en la Biblia.
Bastaría con tomar una concordancia y ubicar los pasajes
donde aparece
la palabra "tradición", y después de leerlos, nadie podría
tener una doble
interpretación de ellos. Pero más bien en consideración a aquellos
que no
tengan acceso a una concordancia, haré una breve reseña sobre este
tema.
El Señor calificó a la tradición, con toda justicia y en
forma muy
apropiada, como a mandamientos de hombres y de origen humano, la
llamó: La
tradición de los hombres. Y en contraste a esto, define a la Biblia
como:
La Palabra de Dios.
Cuando uno quiere agradar a Dios y saber algo sobre alguna
materia, en
forma natural se inclinará por la Palabra de Dios, y no por la
palabra de
los hombres, especialmente cuando estos dichos humanos están en
conflicto
con lo que el Señor ha revelado en la Biblia.
Lo único infalible es la Palabra de Dios. Pero los hombres
en su
soberbia y obstinación por contradecir a Dios, tuvieron que revestir
de ese
atributo divino a un hombre para poder añadir los mandamientos de
hombres y
elevarlos al mismo nivel de la autoridad de Dios, para todos los
seguidores
de ese credo religioso. Aún los dichos populares del hombre
sostienen:
"Errar es humano". Por lo tanto, alguien que no pueda errar
y sea infalible,
sería dios.
No existe otro dogma que haya insultado más la inteligencia
de los
católicos y la dignidad de Dios, que esta declaración que el papa es
INFALIBLE. Esto sucedió en el concilio Vaticano efectuado en el año
1870,
después de varios siglos de infructuosos y ardientes siglos de
persecución
de la "Santa" Inquisición, para destruir la Biblia y quemar
a millones de
fieles cristianos en hogueras públicas.
Fue el papa Pio IX en el año 1870 que forzó a todos los
católicos del
mundo a reconocerlo como "Infalible" so pena de caer en
maldición por la
iglesia. Esa declaración, que obviamente está vigente hasta nuestros
días
dice: "Pero si alguno (que Dios no lo permita) presume
contradecir ésta
nuestra definición, sea maldito".
Los romanistas sabían que no podían competir con la Biblia
que es la
Palabra de Dios, así que tuvieron que revestir a un hombre de
atributos
divinos para pretender elevar "la tradición y mandamientos de
hombres" a un
mismo nivel de la infalible Palabra de Dios, y todo lo que al Señor
"se le olvidó"
mencionar, lo declara esa autoridad infalible
y ya está solucionado.
Si el papa es infalible, significa además que la
"Santa Inquisición",
las Cruzadas, el fetichismo, la idolatría, la superstición, la
comunicación
con los muertos y todo eso que fomenta Roma no puede ser un error
(porque el
papa no puede equivocarse), aunque la Palabra de Dios condena
abiertamente
todo eso.
El Señor califica de "hipócritas" a aquellos que
desean aferrarse a la
tradición de los hombres, para justificar sus creencias y prácticas
que no
aparecen en la Biblia. Porque ciertamente, la tradición, por no ser
de
inspiración divina está sujeta a errores, invenciones y
manipulaciones según
la conveniencia de cada cual.
En Col.2: 8 leímos: "Mirad que nadie os engañe por
medio de filosofías y
huecas sutilezas, según la tradición de los
hombres, conforme a los
rudimentos del mundo, y no según Cristo". Dios nos está
advirtiendo del
peligro que implica prestar oídos a la tradición de los hombres y no
ocuparnos únicamente de la infalible Palabra de Dios. Porque podemos
ser
arrastrados al engaño por medio de la astucia de los hombres que
emplean la
filosofía y huecas sutilezas; todo lo cual tiene su origen en el
corazón del
hombre y no en Dios, porque es "de los hombres".
Lo único confiable, infalible e inmutable es la Palabra de
Dios. El
Señor dijo: "el cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no
pasarán".
Fuera de ella solamente hay confusión e intereses de hombres que por
vanagloria, egoísmo y avaricia toman la piedad como fuente de
ganancia; a
éstos evita (2Tm.3: 5).
El apóstol Pablo, relatando su propio testimonio dice en
Gál.1: 14 "en
el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación,
siendo
mucho más celoso de las tradiciones de mis
padres". Y todo eso que
le enorgullecía en el judaísmo, incluyendo sus tradiciones, dice en
Filp.3:
8 que una vez que aceptó al Señor Jesucristo como su Salvador, todo
eso lo
consideró como "basura".
La imperfección y falta de confiabilidad que merece la
tradición de los
hombres, queda de manifiesta aún con aquella transmitida por los
propios
discípulos del Señor. Dice en el evangelio de Jn.21: 21 en adelante,
cuando
Pedro, antes que el Señor volviera al cielo, le preguntó respecto a
Juan:
"Cuando Pedro vio a Juan, dijo a Jesús: ¿y qué éste? Jesús dijo:
Si quiero
que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Este dicho se
extendió
entonces entre los hermanos, que aquél discípulo no
moriría. Pero Jesús
no le dijo que no moriría, sino: Si quiero que él quede hasta que yo
venga,
¿qué a ti?".
¿Nos damos cuenta que no podemos confiar incluso en la
tradición
divulgada por los propios discípulos del Señor? Los cristianos no
estamos
siguiendo tradiciones, ni aún aquellas transmitidas por los apóstoles
de
Cristo; nuestra certidumbre de fe descansa exclusivamente en la
infalible
Palabra de Dios, la cual es inspirada y revelada por el Espíritu
Santo, y
más allá de su última página no existen nuevas revelaciones, porque
Dios
selló ese libro Sagrado.
Todo dogma y postulado de fe que no descanse en la Biblia,
es invención
de hombres, fábulas humanas y vanas sutilezas que Satanás y sus
agentes han
elaborado, para engañar y arrastrar a la perdición a todos aquellos
que
menosprecian la revelación divina entregada en las Sagradas
Escrituras.
Cuando escasea la Palabra de Dios, es que esas fábulas,
visiones e
imaginación de hombres que se alimentan de la superstición, logran su
mayor
desarrollo. Pero el creyente que ha depositado su fe en la inamovible
Palabra de Dios, será liberado de esas corrientes de aguas
contaminadas que
provienen del mismo alcantarillado del infierno.
La tradición de los hombres es una herramienta muy eficaz
para aquellos
que perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Por éste
motivo
Pablo nos advierte en Gal.1: 6 "Estoy maravillado de que tan
pronto os
hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir
un
evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os
perturban
y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aún nosotros, o un
ángel
del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos
anunciado,
sea anatema (maldito)".
Es verdad que muchas tradiciones de hombres han perseverado
a través de
los siglos, pero su antigüedad no es prueba de veracidad ni de
autoridad.
Por ejemplo, en la India todavía existen lugares donde se practican
tradiciones milenarias, donde la viuda debe ser enterrada junto a su
difunto
marido. Es una tradición mucho más antigua que las de occidente, pero
eso no
significa que tiene la aprobación de Dios. Además no podemos dejar de
mencionar, que el Señor dijo que el trigo y la cizaña crecerán juntos
hasta
cuando él vuelva y haga la separación.
El apóstol está advirtiendo a aquellos que se han alejado
del evangelio
de Jesucristo para seguir un evangelio de obras, penitencias,
fábulas,
mandamientos y tradiciones de hombres, conforme a los rudimentos del
mundo y
no según Cristo.
Algunos agentes de Satanás, disfrazados de ministros de
justicia, como
nos advierte la Palabra de Dios, para justificar toda esa maraña de
fábulas
e invenciones que han elaborado a través del tiempo; viéndose
imposibilitados de justificar de una forma que la inteligencia humana
lo
soporte, han pretendido rebajar la Biblia a un nivel humano.
Dicen en su desesperación para justificar sus tradiciones,
que la Biblia
es una recopilación de tradiciones. Esa es una necedad que raya en la
ignorancia y se apoya solamente en un sofismo muy mediocre, que
además deja
al descubierto su total desprecio por la Palabra de Dios como fuente
revelada e inspirada por el Espíritu Santo.
Lo que pretenden demostrar es que la tradición y la Palabra
de Dios
están a un mismo nivel. Como no pueden elevar la tradición de los
hombres de
una manera que la inteligencia humana lo resista, anhelan bajar la
Palabra
de Dios a la misma altura de la tradición de los hombres.
Pero el Señor, con su autoridad divina asegura en Su
Palabra: (2Tm.3:16)
"Toda la escritura es inspirada por Dios, y útil
para enseñar,
para redargüir, para corregir, para instruir en justicia"
El apóstol Pablo, que fue el instrumento humano que Dios
utilizó para
escribir más del 75% del Nuevo Testamento, no dice que fue una
recopilación
de tradiciones humanas, muy por el contrario, él afirma en forma
enfática en
Gál.1: 2 "Yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre
alguno, sino por
revelación de Jesucristo".
Los discípulos del Señor no predicaron sus creencias
basándose en algo
tan débil y poco confiable como es la tradición, sino que predicaron
con la
autoridad de la Biblia, dice en Hch.18: 28 "Porque con gran
vehemencia
refutaba públicamente a los judíos, demostrando por las
Escrituras
que Jesús era el Cristo".
Ese fue el ejemplo que les dejó el Señor Jesucristo, Lc.24:
27 "Y
comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas,
Jesús les
declaraba en todas las Escrituras, lo que de él
decían".
En Jn.5: 39 el Señor predicando ante una gran multitud
mandó:
"Escudriñad las Escrituras, porque ellas son las que dan
testimonio de mí".
En cambio, siempre cuando la Biblia hace referencia a la
tradición de
los hombres, es para advertirnos de su peligro y que la desechemos,
porque
eso es obra de hombres, no de Dios como es la Santa Biblia.
Que el Señor le otorgue sabiduría para no dejarse
engañar por
estos enemigos de la Palabra de Dios, busque en ella la dirección
del Señor
y hallará no solamente la razón por qué la quemaron durante siglos,
sino que
más importante aún, encontrará el verdadero camino de la Salvación
que Dios
le ofrece gratuitamente. Amén.
|