Capítulo 18
"A Israel, debido a la dureza de sus corazones, Dios les
permitió el divorcio. En la iglesia no".
A pesar de los innumerables ataques que la institución del
matrimonio está sufriendo actualmente; parecen ser muy pocos
los que se dan cuenta de ello, la conspiración viene desde muchos
ángulos.
Movimientos bien organizados, que sutilmente influyen sobre los
jóvenes para que prefieran alternativas al matrimonio. La
propaganda sincronizada de movimientos como el de "Liberación
femenina" y otros que se han unido en esta cruzada de la nueva
moralidad, que en realidad no es otra cosa que una inmoralidad;
están produciendo un caos en las familias en todas las esferas
sociales.
A todo esto también hemos de añadir el gran
instrumento que Satanás dispone para influenciar sobre la
humanidad: "Hollywood" con su gran mercado de filmes, y
la pantalla chica, la caja idiota (TV), donde se presentan cada
día con más frecuencia, "familias" compuestas
por dos padres, o dos madres, o simplemente grupos de jóvenes
que conviven en una abierta promiscuidad, donde nunca faltan los
ingredientes de homosexualidad y lesbianismo.
La familia fue instituida por Dios desde el principio de la creación,
y es figura de la relación íntima que existe entre
el Señor Jesucristo y la iglesia, como se aprecia principalmente
en el libro de "Cantar de los cantares".
En la Biblia también se llama a la iglesia "la esposa"
de Cristo, por ejemplo en Ef.5 donde Dios entrega hermosas disposiciones
para que el matrimonio cristiano pueda funcionar armoniosamente,
dice entre otras cosas:
"casadas, estén sujetas a sus
propios maridos, como al Señor; porque el marido es la cabeza
de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo...maridos, amad a vuestras mujeres,
así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó
por ella...los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos
cuerpos" y concluye: "grande es este misterio, mas yo
digo esto respecto de Cristo y de la iglesia".
Desde las primeras páginas de la Biblia, Dios realza el matrimonio
con inusitado brillo, porque esta institución de origen
divino también es figura, representa la unión indisoluble
entre Cristo y la iglesia.
A través de la Biblia la iglesia es tipificada por Dios bajo
diferentes figuras, pero como la esposa, es la más tierna
y que expresa más profundamente el amor del Señor
por su iglesia, como lo expresa en el pasaje de Ef.5:31 "y
los dos serán una sola carne".
En Génesis encontramos que el relato divino también
nos traslada a estas dimensiones ¿Por qué Dios no
creó a Eva del polvo de la tierra, al igual que lo hizo con
Adán? Dice en Gn.2:21 "Dios hizo caer sueño profundo
sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó
una de sus costillas" y de esa costilla hizo a la mujer.
En cada acto con el cual Dios nos bendice, también nos entrega
una lección espiritual, como dice en Rm.1:20 "las cosas
invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente
visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por
medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa".
En el relato de Génesis vemos preciosamente representada
la esposa para el segundo Adán, como se define a Cristo en
1Cor. 15:45. El sueño profundo de Adán es figura de
la muerte del Señor; el costado abierto de Adán, desde
donde extrajo la costilla para formar su esposa, nos habla del
costado abierto del Señor por la lanza del soldado en la
cruz, que probó al mundo la muerte real de Cristo, desde
donde brotó la sangre preciosa que redimió a los creyentes
que constituyen y forman Su iglesia, la esposa.
Cuando logramos profundizar sobre estos hechos, es que estamos en
condiciones de entender el tema de este capítulo que es el
divorcio, y apreciaremos mejor este mal endémico de nuestra
sociedad.
Aceptar el divorcio ENTRE los creyentes, es creer que
Cristo se puede divorciar de su esposa, la iglesia. Obviamente que
aquellos que no son creyentes, no se interesan por conocer la voluntad de
Dios y su necesidad primordial es su salvación, conocer
a Cristo como su único y suficiente Salvador personal, porque
de otro modo, siga casado o divorciado, igualmente irá al
infierno.
En Mt.19 encontramos a los fariseos consultar al Señor sobre
este tópico. Ellos están enfocando el tema desde su
perspectiva, como representantes y guías espirituales de
la nación de Israel, como observantes de la ley de Moisés.
Dice Mt.19:3-11 "Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole
y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar
a su mujer por cualquier causa? Él, respondiendo, les dijo:
¿No habéis leído que el que los hizo al principio,
varón y hembra los hizo?
Y dijo: Por esto el hombre dejará
padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán
una sola carne. Así que no son ya más dos, sino una
sola carne, por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el
hombre.
Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó
Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla?
Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés
os permitió repudiar a vuestras mujeres, mas al principio
no fue así.
Y os digo que cualquiera que repudia a su mujer,
salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera,
y el que se casa con la repudiada, adultera. Le dijeron sus discípulos:
Si así es la condición del hombre con su mujer, no
conviene casarse.
Entonces él les dijo: No todos son capaces
de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado".
Notamos que estos representantes de la nación de Israel dijeron
al Señor, para tentarle, para sorprenderlo en alguna contradicción,
que ellos reconocían que en el principio no existía
el divorcio, y le preguntaron con hipocresía: entonces ¿Por
qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio?
Y el Señor les corrige: Moisés no mandó, sino
que permitió, y esto a causa de vuestro pecado, a la dureza
de vuestros corazones. Les permitió en el sentido de tolerancia,
no de aprobación.
Debemos distinguir entre la voluntad directa de Dios, y la voluntad
permisiva. Por ejemplo, la voluntad directa de Dios para Abraham
fue que habitara en las tierras de Canaán, pero cuando vino
hambre en la tierra y Abraham consultó a Dios si podía
"descender" a Egipto, Dios lo autorizó.
A los antiguos, al pueblo terrenal, a Israel bajo la ley le "permitió"
dar carta de divorcio, y solamente por causa de fornicación.
Y aquí es necesario aclarar este término, para poder
interpretar correctamente lo que el Señor le dijo a los fariseos.
Es indispensable conocer algo de la idiosincrasia de esos pueblos
del Medio Oriente, y el significado exacto del vocablo "fornicación".
Fornicación se refiere a la relación sexual antes
del matrimonio. Adulterio, a la relación sexual fuera del
matrimonio (Oseas 4:13 "…vuestras hijas fornicarán, y adulterarán vuestras nueras".
Lev 20:10 "Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo").
Por lo tanto, un casado puede cometer adulterio, pero
no puede ser acusado de fornicario. Entonces ¿cómo
puede ser posible que la fornicación sea causal de rompimiento
matrimonial?
Como estaba dicho en la ley, Dt.22:13-20 Cuando alguno
tomare mujer y después de haberse llegado a ella, no la halla
virgen, la podrá repudiar.
Los pueblos orientales tenían por costumbre, cosa que todavía
se practica en esa parte del mundo; que los padres arreglaban los
matrimonios durante la infancia de sus hijos, los cuales quedan
legalmente unidos en un compromiso que se extiende hasta la edad
en que pueden consumar su matrimonio; el cual es ratificado en una
ceremonia oficial ante la presencia de los familiares e invitados,
quienes participan luego en la fiesta que da inicio a la vida conyugal,
a la cual se integran los que legalmente estaban casados desde su
infancia.
Legalmente ante la sociedad, ya estaban unidos en un compromiso
matrimonial. Si durante esa etapa, alguno de los comprometidos por
sus padres era infiel, cometía fornicación y no adulterio,
porque aún no se había consumado el matrimonio.
Ese
compromiso matrimonial, que era un vínculo mucho más
fuerte que el noviazgo de Occidente, podía ser anulado por
uno de los reclamantes, al comprobar la infidelidad de su cónyuge.
Razón por la cual se acostumbraba exhibir públicamente
a los invitados a las bodas, una prenda íntima que probara
su virginidad.
Lea de nuevo Dt.22 y le encontrará más sentido, porque allí habla
del que quebrantó ese compromiso de matrimonio y fornicó, pudiendo el ofendido entregar una carta de divorcio y anular el compromiso.
Esa era la
clase de divorcio que permitía la ley, a causa de "fornicación"
y es de lo que el Señor está hablando a los fariseos
en Mt.19:9
Esto es lo que sucedió en la relación entre José y María,
ellos estaban comprometidos legalmente por sus padres, Mt.1:18 "Estando desposada María
su madre con José, antes que se juntasen, se halló
que había concebido del Espíritu Santo. José
su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla
secretamente".
Él pensó que ella había
fornicado, no podía acusarla de adulterio, porque todavía
no vivían juntos. A esto se refiere el Señor en Mt.19:9
"y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo
por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera, y
el que se casa con la repudiada, adultera".
Lógico,
si un casado se une a otra persona, comete adulterio, no es un acto
de fornicación. En el mismo versículo el Señor
hace la diferencia entre fornicación y adulterio. Fornicación
antes de vivir con su marido, adulterio después de consumar
su matrimonio.
En la ley para Israel y en la gracia para la iglesia, se establece
de igual forma que el matrimonio una vez consumado, es algo indisoluble,
que solamente la muerte termina con ese vínculo, porque ahora
no son más dos, sino una sola carne.
1Cor.7:39 "La mujer
casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero
si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con
tal que sea en el Señor". Pero esta última frase:
"con tal que sea en el Señor", está indicando
claramente que es una ordenanza para los que son de la iglesia.
Porque el inconverso comete a diario ese y muchos otros pecados
más, siendo el más grave y primero que necesita arreglar,
el haber rechazado o sido indiferente a la salvación que
a tan alto precio Dios le ofrece, por medio del sacrificio del Señor
Jesucristo en la cruz del Calvario.
En 1Cor.7 encontramos instrucciones muy claras para los creyentes, pero necesitamos aclarar que no está hablando
del divorcio, porque el divorcio es el rompimiento del vínculo
matrimonial que le concede la libertad para volver a casarse con
otra persona, en cambio aquí señala muy claramente:
"que NO se separen, y si se separan, quédese sin casarse".
Por tanto, esta es una concesión para "separarse"
cuando la vida matrimonial se ha transformado en un yugo imposible
de sobrellevar.
En el verso 15 dice: porque "a paz nos llamó Dios".
Esto significa que cuando un matrimonio no puede vivir junto en
forma pacífica, es mejor separarse, mayormente cuando uno
de ellos es inconverso y el creyente tiene que convivir con una persona
que no la respeta.
Son múltiples los casos de hermanas que
toleran y se atormentan innecesariamente con maridos alcohólicos,
o drogadictos, o vagos, violentos, etc. En un malentendido testimonio
cristiano, se resignan a vivir y soportar a esos malos elementos
que no solamente son cargas para la sociedad y para ellas, sino que además
las atormentan y no les permiten disfrutar libremente de la presencia
del Señor.
En esa situación, insisto, Dios autoriza
al creyente a abandonar a su cónyuge, para que pueda disfrutar
de la paz del Señor, aunque claramente establece: "quédese
sin casar" (1Cor.7:11).
Ahora, muchos se preguntan ¿qué sucede cuando una
persona conoce al Señor estando separado por muchos años
y ya tiene una familia establecida? Por supuesto que no se les puede
mandar disolver esa situación, más aún cuando
en muchos casos el cónyuge que abandonó, también
convive con otra persona y éste no tiene ninguna intención
de reconciliarse.
En esos casos, creo que se puede aplicar lo que
dice en el verso 17 "Pero cada uno como el Señor le
repartió, y como Dios llamó a cada uno, así
haga; esto ordeno en todas las iglesias". Aunque no se puede
utilizar este versículo para aceptar a "las parejas",
como hoy en día les dicen a los convivientes.
Porque también
la Palabra de Dios nos manda a someternos a las autoridades, porque
por Dios han sido establecidas, Rm.13:1-2 "Sométase
toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad
sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.
De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por
Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para
sí mismos".
Luego prosigue hablando de los magistrados,
la policía y el sistema de gobierno en general, porque finalmente
Dios es el que pone y quita los gobernantes como él quiere,
Tito 3:1 "Recuérdales que se sujeten a los gobernantes
y autoridades, que obedezcan".
Y cuando aún la ley de
los hombres condena la bigamia y el adulterio ¿por qué
se habría de aceptar dentro de la iglesia? ¿Qué
deberían hacer las personas que se encuentran en esa situación?
Simplemente legalizar su compromiso utilizando las leyes vigentes
del país, esto significaría que la iglesia debería
reconocer como matrimonio a los que legalmente están casados,
aunque sea por segunda vez.
Considero que es muy significativo cuando Dios señala para
los líderes de la iglesia "que sea marido de una sola
mujer". Creo que es aplicable a
los divorciados para nuestros días, porque según la
voluntad directa de Dios sabemos que solamente la muerte puede terminar
con ese vínculo (1Cor.7:39) y que el mismo Señor Jesucristo
dijo sobre el matrimonio (Mt.19:6) "lo que Dios juntó,
no lo separe el hombre".
Por lo tanto, ante Dios, un divorciado
aunque esté legalmente casado por segunda vez y tenga una
sola esposa para la ley de los hombres, según el concepto
más elevado del Señor, tendría dos mujeres;
inclusive como proveedor y responsable del sustento de ambas, son
dos mujeres.
Esto establece la prohibición directa de Dios,
para que un hermano divorciado pudiera ejercer el pastoreado u otra
posición de liderazgo dentro de la iglesia. Pero este mismo
argumento estaría dando la razón que no podría
ser excluido a la comunión de la iglesia, debido a que Dios
señala claramente que lo está diciendo como requisito
únicamente a los obispos (pastores o ancianos) y no para
todos los creyentes.
Si hubiera sido una regla general que ninguno podía ser divorciado (tener la primera esposa viva y luego una segunda con la cual se casó después de su divorcio), no tendría sentido que presentara esto como requisito exclusivo para los líderes; porque de ninguna manera se puede pensar que en la iglesia primitiva existiera la poligamia, la cual es condenada abiertamente en el Nuevo Testamento por el mismo Señor Jesucristo e históricamente sabemos que jamás se ha tolerado en el cristianismo. Inclusive la misma ley de los hombres (que Dios nos exhorta obedecer) dictamina graves sanciones a los transgresores que cometen el delito de poligamia.
Todos los códigos penales y civiles de occidente, tuvieron su origen en el código romano y éste en los Escritos Sagrados. Allí se establecen responsabilidades del divorciado para con su primera esposa y naturalmente que también con su segunda cónyuge, es decir, tiene obligaciones para con las dos esposas.
El requisito de ser marido de una sola mujer, tiene que ser en relación a los divorciados que al estar viva su primera mujer, técnicamente tiene dos esposas, porque el Señor es muy preciso al señalar que el matrimonio termina solamente con la muerte.
1Co 7:39 "La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor".
Mat 19:6 "Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre".
La iglesia no tiene la responsabilidad de intentar imponer sus valores morales
sobre toda la sociedad, porque mayoritariamente las naciones no
son cristianas, en el concepto real de la palabra; ellos necesitan
escuchar el evangelio de nuestro Señor Jesucristo para la
salvación de sus almas.
Una vez que la persona nace de nuevo,
es el Espíritu Santo el que hará la limpieza en ella.
No sacamos absolutamente nada con cambiar los valores morales (si
es que se pudiera) si primeramente no nace de nuevo, de igual manera
se irá al infierno, porque solamente Cristo salva, no nuestras
buenas obras.
Es verdad que el Señor nos mandó a ser "sal de
este mundo" para detener la corrupción de la carne,
pero eso debemos hacerlo principalmente con lo que hacemos, más
que con lo que decimos. Todo lo que Dios manda para la iglesia, es para que lo cumplan los creyentes, el inconverso tiene una sola y gran necesidad, arrepentirse y salvar su alma.
Igualmente de absurdo resulta escuchar a los curas opinar y presionar
a las autoridades de gobierno sobre asuntos del matrimonio, cuando
ellos no se casan, como dice en 1Tm.4:1-3
"el Espíritu
dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán
de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas
de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo
cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán
abstenerse de alimentos".
Bien sabemos que el pecado imperdonable
que puede cometer un cura, es casarse, porque todo otro pecado que
ellos cometan, lo solucionan fácilmente con una simple confesión
a otro "colega".
Y esa condición anormal que les
impone el Vaticano (para no tener que compartir sus bienes con los
herederos), les ha llevado a mantener relaciones anormales y abortos
en sus conventos y monasterios, los cuales son un secreto a voces,
aun cuando la Biblia manda que los obispos sean casados (1Tm.3:2-5)
y nos revela que el apóstol Pedro era casado (Mt.8:14) como
también los demás apóstoles (1Cor.9:5).
Rm.1:25-28 "ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira,
honrando y dando culto a las criaturas (santos y vírgenes)
antes que al Creador...por esto Dios los entregó a pasiones
vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el
que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres,
dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia
unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres,
y recibiendo en sí mismos la retribución debida a
su extravío.
Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a
Dios (no olvidemos quienes quemaron las Biblias durante siglos),
Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas
que no convienen".
La necesidad primordial que tiene el mundo de escuchar de parte
de la iglesia es la de su salvación, no lecciones sobre moralidad,
las cuales muchas veces no se cumplen ni entre los que se dicen
cristianos y pertenecen con mucho orgullo a una iglesia.
También es importante señalar que son absolutamente
fraudulentas, ilegales e inconstitucionales las ceremonias que pastores
sin temor de Dios realizan en sus iglesias, con el propósito de otorgarle un carácter
de legalidad al adulterio y lo transforman en bigamia, al "casar" a aquellos que no están legalmente divorciados ante la ley de su país, a la cual Dios ordena sometimiento y obediencia.
Me refiero a esas ceremonias de "casamiento" que hacen
en muchas iglesias y que no son reconocidas por las autoridades del país para casar ante la ley de los hombres. Ellos saben que no tiene validez ante ninguna ley del país,
por lo tanto es un mero "show" con el cual pretende solamente
darle un barniz de legalidad para adormecer la conciencia de los
que están en adulterio, y la del pastor para recibir sus
ofrendas y diezmos sin remordimientos (si es que alguna vez los
tuvo).
Si esa ceremonia de "casamiento" tuviera algún valor (ante Dios
o ante los hombres) significaría que esa "pareja"
ha cometido bigamia, porque no están legalmente divorciados
y han sido "casados" por segunda vez. Esos pastores y
los contrayentes se han puesto fuera de la ley.
Le invito a leer la respuesta Nº 243 ¿Cuál iglesia casa conforme a la ley de Dios? Que encontrará en la sección PREGUNTAS FRECUENTES.
Si alguno conoció al Señor estando casado, y su cónyuge
es inconverso, y él consiente en continuar con su matrimonio,
el Señor le anima a no abandonarle, porque quizás
su fiel testimonio le podrá llevar al Señor. Vr.13
"si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él
consiente en vivir con ella, no lo abandone".
Pero en este mismo capítulo siete resulta muy evidente que
el creyente que pertenece a la iglesia, a la esposa de Cristo, no
puede divorciarse, vr.11 "si se separa, quédese sin
casar". Vr.39 "La mujer casada está ligada por
la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre
es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor".
A Israel, debido a "la dureza de sus corazones Moisés
les permitió, por causa de fornicación, dar carta
de divorcio". Al recordar que esto fue entregado a Moisés,
está señalando que pertenece a la ley. Y la carta
de divorcio, como ya vimos, se refiere a anular el compromiso adquirido
por sus padres, para cuando consumaran el matrimonio y descubrían
que no era virgen.
Estoy plenamente
consciente que es un tema muy delicado y penoso, especialmente para aquellos
que han tenido que enfrentar el dolor de una ruptura matrimonial,
pero solamente he querido ser lo más claro y objetivo posible,
sin apartarme de lo que Dios ha revelado en Su Palabra, porque Su Palabra es verdad.