
Cantar de los Cantares
Por Jack Fleming
MENSAJE N°
1
Cant.1:1-4 "Cantar de los cantares,
el cual es de Salomón. ¡Oh, si él me besara con besos de su boca!
Porque mejores son tus amores que el vino. A más del olor de tus
suaves ungüentos, tu nombre es como ungüentos, tu nombre es como
ungüento derramado, por eso las doncellas te aman. Atráeme, en pos
de ti correremos. El rey me ha metido en sus cámaras; nos gozaremos
y alegraremos en ti, nos acordaremos de tus amores más que del vino;
con razón te aman".
No existe otro libro en la
Biblia donde el creyente espiritual halle un manantial de aguas más
refrescantes, que este de Cantar de los Cantares. El amor puro y
limpio se regocija en esta fuente de exquisito deleite.
En primera instancia, encontramos en este libro poético y divino, la
expresión del verdadero amor matrimonial vindicado por Dios, exento
de lujuria y lascivia. También aquí descubre el corazón del Señor
Jesucristo y su amor profundo, en su relación más intima y pura con
su esposa, la iglesia que él compró con su preciosa sangre.
Esta
verdad es la que Dios expresa en el Nuevo Testamento en la epístola
a los Efesios (5:25) "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como
Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para
santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la
palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa,
que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese
santa y sin mancha.
Así también los maridos deben amar a sus mujeres
como a sus mismos cuerpos, como también Cristo amó a la iglesia,
porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por
esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su
mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio, mas
yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia".
Dios dice que
el marido se unirá a su esposa, y los dos serán una sola carne.
Grande es este misterio, pero aún es mayor cuando consideramos que
Dios está tomando como figura el matrimonio, para referirse a la
relación íntima y perfecta que existe entre Cristo y su
iglesia.
Bajo esta figura de la esposa, tenemos a la iglesia
representada como objeto de los afectos más tiernos del Señor. Desde
el principio de la creación, encontramos esta figura establecida
cuando Dios creó la esposa para el primer Adán: "Dios hizo caer
sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus
costillas... y de la costilla hizo una mujer, y la trajo al
hombre".
En este relato bíblico, Dios no solamente está
describiendo como creó la esposa para Adán, sino que en forma
alegórica y profética, nos está revelando como habría de ser formada
la esposa espiritual de Cristo, la iglesia.
El sueño profundo de
Adán, representa la muerte del segundo Adán, Cristo. El costado
abierto de Adán, desde donde fue creada su esposa, nos habla del
costado abierto del Señor Jesucristo por la lanza del soldado, desde
donde brotó la sangre preciosa que habría de formar su esposa, la
iglesia.
En 2Cor.11:2 dice a los creyentes: "os he desposado con
un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo".
Como la iglesia es el conjunto de pecadores perdonados y redimidos
en la sangre preciosa de Cristo, para el análisis de nuestro pasaje
de Cantar de los Cantares, me referiré como a la relación que cada
creyente debería tener con Cristo.
Es muy lamentable que para
muchos cristianos el Señor sea solamente quien los salvó, y no han
evolucionado ni crecido para disfrutar de un amor más profundo e
íntimo con él. Sería casi lo mismo que una chica habiendo estado en
peligro de muerte, un joven la hubiera salvado, y después de ese
primer encuentro, hubieran establecido una relación que les llevara
al matrimonio.
¿Podríamos imaginar que después de diez años de
casada, todavía dijera que ama a su esposo sólo porque la salvó?
Significaría que su amor no ha crecido ni madurado para disfrutar de
la compañía ni de las caricias de su amado.
El Señor Jesús nos
salvó y desea introducirnos en las cámaras de sus mansiones, para
que no regocijemos con la delicia de su compañía y nos embriaguemos
con el gratísimo aroma de su presencia divina, porque mejor que el
vino son sus amores.
Nuestro pasaje de Cantar de los Cantares
dice: "¡Oh, si él me besara con besos de su boca! Porque mejores son
tus amores que el vino. Tu nombre es como ungüento
derramado".
"Si él me besara". Esta joven no busca ni desea los
besos de cualquiera, sino solamente los de él, el único. Sus ojos no
son conmovidos por otros, su corazón solamente se agita y salta en
su pecho únicamente por él.
Su relación anterior con él fue
meramente formal, ahora ella anhela una relación mucho más íntima y
personal. Desea sus besos para expresar su amor, pero no se trata de
un beso en la mejilla como se le da a un amigo; ni tampoco el beso
del padre al hijo pródigo en expresión de perdón. Es un beso en la
boca que manifiesta un amor profundo, pasional y personal; ella
quiere ir mucho más allá que el creyente común.
Esto marca el
punto de partida del verdadero progreso espiritual, es un anhelo
espiritual, personal e íntimo por el Señor. Si en tu corazón no
existe esa hambre y sed de alcanzar una relación más profunda y
personal con tu Señor, mucho más allá que una simple expresión
religiosa; el libro de Cantares no pasará de ser una vulgaridad que
jamás podrá producir un cambio en tu unión con el Señor.
El
clero católico tampoco está capacitado para disfrutar de este
manantial de aguas dulces y cristalinas que brotan de este libro,
por esta razón lo condenaron durante siglos y lapidaron su lectura,
hasta llegar a negar su origen divino.
Para las mentes carnales y
todos aquellos que han trastocado los verdaderos valores del
matrimonio instituido por Dios, o debido a un celibato impuesto que
les ha llevado a vivir vidas anormales que les ha hundido en el
pantano de la lujuria, este es un libro sellado para ellos.
¿Cómo
uno puede tener anhelos espirituales tan intensos por el Señor?
Solamente si nos empapamos de su Palabra y dejamos que el Espíritu
Santo fluya libremente en nosotros y caemos incondicionalmente en
sus brazos, es cuando nuestro amado nos transporta a su cámara
interior, allí podremos disfrutar de la soledad con él, de sus
caricias y sus besos; aún percibir la fragancia de su presencia que
nos envuelve y que está impregnada de santidad divina.
¿Por qué
la gran mayoría de los cristianos no pueden disfrutar del amor de su
amado con la pasión descrita aquí? Simplemente porque no dedican
tiempo para estar quietos en la soledad de su presencia.
Cuando
oran, lo hacen apresuradamente, en forma mecánica y ritual. Son
muchos los que creen que orar, es traer a su presencia una lista de
nuestras necesidades, como la que confeccionamos cuando vamos al
supermercado.
El creyente que verdaderamente ama a su Señor,
anhela sus caricias y la soledad de su presencia, más que para
pedir, para entregarse en un amor incondicional, porque amar no es
pedir, sino dar.
"Mejores son tus amores que el vino". El vino
nos habla de los placeres terrenales, pero nada de esto es
comparable con los amores de nuestro Señor. Mejores son tus amores,
que todos los placeres que este mundo me pueda ofrecer; prefiero
embriagarme con los amores de mi amado.
"A más del olor de tus
suaves ungüentos". El Señor es el Ungido, Él ha recibido toda clase
de fragancia exquisita, por lo tanto, cuando estamos verdaderamente
en su presencia, como la doncella amada, percibimos el dulce aroma
de su persona. Nos embriagamos no solamente con sus caricias, sino
que además, con la dulce fragancia de su santidad que envuelve todo
nuestro ser.
Cuan diferente es al aroma de los falsos Cristos que
hoy se hacen llamar pomposamente en las iglesias "el ungido".La
Biblia enseña que todos los creyentes lo somos, porque fuimos
ungidos con el Espíritu Santo que nos hizo nacer de nuevo (1Jn.2:20
y 27, 1Cor.11:13, Jn.3:3-6, Stgo.1:18).
En este concepto bíblico,
todos los hijos de Dios somos los "ungidos"(1Pd.2:9, 2Cor.1:21-22),
pero cuando un hombre en una iglesia se hace llamar en forma
exclusiva "el ungido", entonces está usurpando el lugar que le
corresponde únicamente al Señor Jesucristo.
Estos son los que el
mismo Señor nos advirtió que habrían de venir al final de los
tiempos, falsos Cristos que usurparían el Nombre Santo del Señor:
"Mirad, aquí está el Cristo, mirad, allí está el Ungido, no les
creáis".
El aroma de la santidad del verdadero "Ungido del Señor"
es inconfundible para el que realmente es hijo de Dios, no puede
aceptar falsas imitaciones ni llamar "el ungido" al que suplanta a
Su Amado.
"Tu nombre es como ungüento derramado". Él tiene un
nombre que es sobre todo nombre. No existe para el creyente, otro
nombre más dulce que el nombre del Ungido, nuestro amado Salvador,
Cristo Jesús. Ese nombre balsámico está asociado con la
manifestación gloriosa del Dios Eterno en un cuerpo humano, profundo
e infinito misterio.
El Dios cuya gloria ni aún los cielos pueden
contener, se manifestó en carne, y su nombre fue Jesús.El dulce
ungüento de este precioso nombre ha sido derramado sobre este mundo,
nos habla de su humanidad y su muerte, percibimos la fragancia del
sacrificio de su amor.
"Por eso las doncellas te aman". Por lo
que él es, un dulce ungüento derramado en sacrificio de amor. Pero
hemos de entender que no se puede amar meramente un servicio, por
muy grande que éste sea; uno puede amar solamente a una persona, y
el dulce nombre de Jesús nos habla de su persona.
Esta doncella
le ama por sí mismo y se siente atraída a él por virtud de la
grandeza de su Persona y el valor de su Nombre.En su paso por el
escenario del tiempo aquí en la tierra, los hombres no percibieron
mucho de esa dulce fragancia; pero fue después de su muerte, cuando
se levantó triunfante y victorioso de entre los muertos, con su
cuerpo glorificado y subió una vez más a los cielos, que los que le
amamos reverentemente hemos percibido el perfume de ese dulce aroma.
Esencia que ni tan siquiera proviene de algo terrenal, porque bien
sabemos que aquellas mujeres piadosas que llevaron ungüentos
aromáticos a su tumba, no lo encontraron allí, porque ya había
resucitado. Su dulce aroma proviene de su Divinidad, que es algo
intrínseco en él.
"El Rey me ha metido en sus cámaras". Ella es
transportada a la cámara nupcial, para disfrutar de una relación muy
íntima y personal con él. El Rey ha introducido a su amada en aquel
lugar que tenía reservado exclusivamente para ella; nos habla de un
acercamiento íntimo y personal, una relación afectuosa que les
permitirá expresar su amor puro, limpio y verdadero.
En esa
cámara nupcial, sin duda ella experimentará una comunión nunca antes
conocida. La dedicación completa de su amado, precede a una vida de
amor y devoción.
La experiencia de satisfacción completa en los
afectos espirituales, inevitablemente siguen como una consecuencia
del paso de dedicación y entrega total. Él llevó a su amada a la
cámara nupcial, porque sabía que su amor era correspondido.
Dos
personas pueden llegar a ser uno en una perfecta unidad, solamente
en la culminación de un amor profundo, limpio y santo, que sea
recíproco; una unión en que ambos entregan el máximo de su
amor.Por Jack Fleming
Estimado hermano, hermana, si usted aún no ha sido
transportado por su Señor al gozo pleno que se halla en la cámara de
más adentro, le invito a empaparse de la Palabra de Dios, rociarse
del aroma delicado y exquisito que solo el Espíritu Santo tomando
pleno control de su vida, puede infundir en usted.
Haga un alto,
deténgase, quiebre su frasco de alabastro, y su vida se llenará del
aroma del perfume que agrada al Señor, y él la transportará a
experiencias que jamás antes había disfrutado con él, porque solo en
su cámara de más adentro hay plenitud de gozo.
Déjese llevar en
los brazos de su Amado y será completamente saciada de la abundancia
de su casa. Él le dará de beber el torrente de sus delicias, porque
en él está el manantial de vida
Que el Señor le bendiga ricamente
conforme a las abundancias de su Gracia.
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